DOCUMENTO
Lennyn Flores/El Estado
Tuxtla Gutiérrez, Chapas (El Estado).-Las viviendas de Chiapas y Guerrero son las que más reflejan el rezago de servicios básicos como agua, drenaje o energía, destacó la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) a través de la Estrategia Nacional de Ordenamiento Territorial publicado por el Comité Estatal de Información, Estadística y Geografía de Chiapas (CEIEG).
El documento, señala que uno de los mayores retos en materia de vivienda en México es el rezago de la disponibilidad de servicios, materiales e infraestructura, el cual se calcula que en 2018 era de 9 millones 82 mil 793 viviendas, es decir, 28.4 por ciento del total de viviendas habitadas en el país. Así, se estima que una de cada cinco viviendas en el país carece de algún servicio básico como los mencionados al principio.
La dependencia federal justificó que esta situación se debe a que “las políticas neoliberales se concentraron en la construcción de viviendas nuevas, dejando de lado el mejoramiento material de la vivienda, por lo que el rezago en este tema se agudizó en los últimos años.”
De la misma forma, señala que la posibilidad de acceder a una vivienda constituye un acto de justicia social, principalmente para los grupos sociales menos favorecidos. Sin embargo, la orientación de recursos públicos en los últimos años hacia los Organismos Nacionales de Vivienda (Onavis) y los Organismos Estatales de Vivienda (Orevis) –señala el escrito- ha sido insuficiente, ya que sus programas tienen una cobertura de hasta 44 por ciento de la fuerza laboral, dejando fuera principalmente a la población de los sectores informales o de menores ingresos.
Reiteró que, las políticas y recursos financieros se centraron en la vivienda nueva, dejando de lado las acciones para el mejoramiento y ampliación de estas, condición que se vuelve crítica cuando se presentan situaciones que ponen en riesgo la integridad y seguridad de las personas, ya sea por desastres –sismos, inundaciones, deslaves, ondas de calor, entre otros– o por la acción humana –violencia intrafamiliar, inseguridad o hacinamiento–.
Tan sólo en 2018 se estimó que 7.5 por ciento de las viviendas (1.7 millones) tenían rezago por hacinamiento y 25 por ciento (8.5 millones de viviendas) por materiales, concentrándose en los estados de Guerrero, Chiapas, Quintana Roo y Oaxaca.
Otro de los componentes para una vivienda adecuada es la accesibilidad, sobre todo la que se refiere para personas con alguna discapacidad, mujeres, población indígena y adultos mayores. En total, estos grupos pueden representar más de 70 puntos porcentuales de la población nacional. En otras palabras, que la vivienda ofrezca condiciones físicas adecuadas para todos sus ocupantes es un factor de dignidad y desarrollo pleno.
Además de la accesibilidad, la ubicación de la vivienda con respecto a los lugares de empleo formal, escuelas, servicios y equipamientos, así como que se encuentre libre de riesgos, es otro de los componentes fundamentales. Al respecto, se estima que, de las viviendas económicas apoyadas por los Organismos Nacionales de Vivienda en 2017, sólo 8 por ciento de ellas se localizaron en zonas urbanas consolidadas, y sólo 14.7 del cien por ciento de las reservas territoriales cumplen con una ubicación adecuada. Aunado a lo anterior, los precios de la vivienda se han elevado a partir de la incontrolada especulación del valor del suelo en muchas ciudades del país.