Editorial/El Estado
A partir de este lunes todas las personas que aspiran a coordinar el Comité Estatal en Defensa de la Cuarta Transformación (que en un futuro ocupará la candidatura para competir por la gubernatura) podrán inscribirse en la convocatoria que lanzó Morena, con eso arranca de forma oficial la disputa por el gobierno local para 2024.
Aún sin definir si en Chiapas la candidatura será para un hombre o mujer, la premisa de Morena todavía no se aplica, pues por todos los lados se pueden observar bardas pintadas, espectaculares en calles y avenidas principales y hasta lonas con el rostro y nombre de diversos personajes, pero nadie se responsabiliza de estos actos.
Todos quieren y muchos nombres salen a la luz pública, la realidad es que solo cuatro podrán medirse en la encuesta. Podrían agregarse dos externos más, pero falta ver que esos espacios se destinen para el Verde Ecologista de México y del Trabajo (PT), que son partidos aliados.
Lo que ocurrió al bajar de la contienda a Zoé Robledo Aburto, actual director del IMSS, y a Manuela Obrador, diputada federal, debe poner a reflexionar a quienes pretenden gobernar Chiapas , un estado que ahora está más convulso que de costumbre.
Y esto sale a relucir por varias razones; la primera, dentro de los procesos internos puede existir guerra sucia entre los mismos aspirantes y, la segunda, es que con la confirmación de Claudia Sheinbaum como la coordinadora nacional todos se sienten ganadores.
No es para menos que cualquier político pretenda postularse bajo las siglas de Morena, si tan solo en el 2018, la última vez que estuvo en juego la gubernatura, dicho partido por sí solo obtuvo 571 mil 139 votos, muy arriba del PRI o del PVEM en lo individual.
Lo interesante en este proceso, es saber si los aspirantes serán disciplinados para levantar la mano de quién resulte ganador.