La entidad se despidió del TLCAN como uno de los 10 estados con menos comercio exterior; riesgo que nuevo acuerdo agudice rezagos en materia económica y social, advierten
ERICK SUÁREZ
En plena pandemia provocada por el nuevo coronavirus, Chiapas da la bienvenida al nuevo Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) con pérdidas de hasta 105 millones de dólares (mdd) en inversión extranjera directa (IED) y exportaciones. En los 16 años que estuvo vigente, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) demostró que la entidad “está muy alejada de incorporarse a la globalización”. El T-MEC podría profundizar aún más sus problemas en materia económica.
El TLCAN fue un pacto suscrito entre esos países que entró en vigor el 1 de enero de 1994 -día del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas- que promovió el intercambio de productos y servicios, así como el arribo de capitales, con base en la premisa del libre comercio como factor de desarrollo. Durante su vigencia generó un beneficio global de 500 mil millones de dólares (mdd),
Para los economistas Francisco Javier López Molina y Víctor González Noo, en México ese plan fortaleció la propiedad intelectual y fomentó las exportaciones; sin embargo, también acrecentó la brecha tecnológica y las importaciones. El agropecuario es uno de los sectores en los que estas contradicciones están más acentuadas. Ese claroscuro tiene en Chiapas su máxima expresión. Aunque ahora algunos bienes agrícolas procedentes de la entidad están vendiéndose en la Unión Americana y Canadá, la mejora en las condiciones de vida todavía es un tema pendiente, sobre todo en las zonas rurales. Además, unas cuantas empresas acaparan el comercio internacional.
“No podemos decir que el estado está vinculado con el tratado porque no es así. La entidad solamente pudo incursionar en esos mercados con café y plátano. Chiapas está muy alejado de incorporarse a la globalización”, afirmó López Molina.
En el primer trimestre de este ejercicio, el primero con restricciones de movilidad a causa de COVID-19, la entidad captó 57.2 mdd de IED, 64 por ciento menos en comparación con el mismo periodo del año pasado. Ocupó el lugar 27 en el escalafón nacional. Fue el primer trimestre con el menor flujo de divisas desde el extranjero desde 2011, según la Secretaría de Economía (SE) federal. Además, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en ese lapso el estado ingresó 168.4 mdd por exportaciones. Representó una caída de 0.11 por ciento respecto al acumulado de enero a marzo de 2019. Chiapas escaló al sitio 28 en la clasificación nacional en la materia. La entidad nunca salió de los últimos 16 lugares tanto en IED como en comercio exterior desde que la SE y el Inegi llevan conteos al respecto.
Peor aún, con base en el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hasta 2018 el 76.4 por ciento de los habitantes del estado vivían en alguna condición de pobreza.
“El tratado que se nos vendió como una herramienta de desarrollo era realmente más modesto. Estaba diseñado para integrar las cadenas de valor de la industria automotriz y de industrias relacionadas, como electrónicos, etcétera (…) Pero eso no nos iba a traer desarrollo. De una manera políticamente se vendió como una herramienta de desarrollo y pues es una visión equivocada”, criticó Óscar Isaac Barajas Velasco, especialista en relaciones internacionales.
A iniciativa del gobierno de Estados Unidos, el TLCAN fue sustituido por el T-MEC, convenio que entró en vigor el 1 de julio de 2020 que no sólo mantiene su apuesta en el libre comercio como vía para la prosperidad, sino que también aborda temas excluidos del TLCAN como el combate a la corrupción y economía digital; además, establece reglas de origen más estrictas y profundiza temas como el laboral y medio ambiente.
Para Barajas Velasco, el T-MEC es un proyecto de menor alcance que el TLCAN que conserva los marcos generales de beneficios para hacer negocios, como la seguridad jurídica. Los sectores productivos más afectados no tienen mucha demanda en Chiapas. Ahí, según el experto, está la clave para que el nuevo pacto favorezca la entidad: “Para que Chiapas pueda subirse a una relación más productiva con Norteamérica tiene que promover la inversión”.
Para ello, desde la visión del CEO de Impoexporta, Sergio León Cervantes, Chiapas debe aprovechar el recinto fiscalizado de Puerto Chiapas y futuros proyectos como el Tren Maya y el Corredor Transístmico. También debe otorgar valor agregado a los productos que exporta, es decir, intercambiar menos materia prima y más productos manufacturados, porque éstos son mejor pagados y generan cadenas productivas.
En el comercio internacional la oferta del estado está concentrada en el sector primario (mango, papaya, melón, plátano, café y limón), seguido a gran distancia por bienes manufacturados o semimanufacturados (ámbar, entre ellos), detalló González Noo.
Esa es una de las razones por las que, de acuerdo con el Inegi, el valor de los productos que Chiapas exporta equivale a apenas 6.7 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB). El Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) es más drástico: el comercio exterior contribuye sólo con cinco por ciento de cada millar del PIB del estado como máximo.
Los números reflejan que hasta ahora para Chiapas los tratados de libre comercio no fueron herramientas para su desarrollo, aseguró el Imco.
León Cervantes dijo que el COVID-19 cambió radicalmente la forma de hacer negocios, “pero pese a todo, no se detuvo”. El comercio internacional es un sector que puede disminuir, mas no extinguirse. Por ende, la inversión y sobre todo las importaciones y exportaciones siempre serán una alternativa de desarrollo.
Todo proyecto fundamentado en el comercio exterior y las inversiones no será exitoso en la entidad hasta que las mismas contribuyan a mejorar las condiciones de vida de la población, puntualizó López Molina.
Imagen: Inegi.