Hay insumo, mas no equipos de suministro y muchos de los existentes están deteriorados; al conseguirlos en el “mercado” negro puede salir más caro el remedio que la enfermedad, advierten
ERICK SUÁREZ
La condición de los cilindros es el motivo por el que más está negándose el oxígeno medicinal a las personas diagnosticadas con COVID-19 en Chiapas, de acuerdo con el principal proveedor de ese producto en la entidad.
Clemente Morales, gerente regional Zona Sur de esa empresa, dijo que en lo que va de la contingencia recibieron tanques sin prueba hidrostática actualizada, una evaluación a la que deben someterse los depósitos pequeños cada cinco años, y los grandes cada 10 años, a fin de corroborar que conservan sus propiedades. El prestador más cercano de ese servicio está en Minatitlán, Veracruz.
Los recipientes que incumplen con ese requisito, que carecen de mantenimiento y que violan el resto de la legislación no son llenados, porque al ser recargados a presión representan un alto riesgo para la planta y su personal, así como para la población usuaria. “No es nada personal contra un cliente o algún fabricante, simplemente es apego a la normatividad, poniendo por delante la seguridad”, aclaró.
A eso hay que agregar la logística. La gente quiere el cilindro al momento, la cuestión -informó el directivo- es que el depósito tarda en llenarse hasta 90 minutos; además, “los cilindros no se llenan uno por uno”. Para cubrir la demanda, en la planta que la empresa tiene en el nororiente de Tuxtla Gutiérrez, cerca del Hospital Chiapas Nos Une “Dr. Jesús Gilberto Gómez Maza”, habilitaron dos turnos de atención y en algunas ocasiones también prestaron servicio los domingos.
Hay quejas sobre el horario laboral de la sucursal en la capital. Algunas personas aseguran que existe mucha burocracia y que al corporativo poco importa la vida de la gente. “Si bien seguimos atendiendo de 8:00 a 16.00 horas, hay un trabajo por detrás que no se ve y que tiene que ver con el control y manejo de los cilindros de manera que sea seguro”, afirmó.
Morales pidió comprar cilindros y oxígeno medicinal con proveedores formalmente establecidos. Todo tanque debe contar con marbete y lote de fabricación. Además, el expendio debe contar con licencias sanitarias, de control de plagas, de funcionamiento, certificado de origen del insumo y llevar un registro de los recipientes recargados. Asimismo, el producto debe pasar varios análisis, entre ellos, uno de pureza. Todos los requerimientos, aseveró, es porque el oxígeno medicinal es un medicamento y como tal debe cumplir con todas las especificaciones de la Ley General de Salud y normas oficiales correspondientes.
La escasez es de cilindros y reguladores, mas no de oxígeno medicinal. La pandemia provocó el desabasto de esos equipos. Ambos en su mayoría son importados. Los fabricantes “están dando (…) tiempos de entrega muy largos. Estamos hablando de meses, semanas hasta meses”. Eso también provocó su encarecimiento y por ende propició la aparición de un “mercado negro”, admitió.
En Chiapas únicamente dos proveedores de oxígeno medicinal operan de manera legal, según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). El precio de la recarga oscila entre los 250 y mil 100 pesos. Representa un aumento de cinco por ciento, en comparación con las tarifas vigentes en temporadas ordinarias. La Profeco recibió cuatro quejas contra los prestadores de ese servicio por presuntos incrementos injustificados. Además, de acuerdo con denuncias extraoficiales, en el mercado informal el valor de los cilindros llegó a quintuplicarse para cotizarse hasta en 30 mil pesos.
La oxigenoterapia es un tratamiento prescrito para pacientes con COVID-19 que tengan síntomas como insuficiencia respiratoria aguda grave y dificultad respiratoria, hipoxemia o choque cardiovascular, a fin de que alcancen una saturación arterial de oxígeno óptima, con base en la guía “Manejo Clínico de la Infección respiratoria aguda grave (IRAG) en caso de sospecha de COVID-19” de la Organización Mundial de la Salud (OMS).