Quinta demarcación de México más vulnerable a esa enfermedad; modelo proyectivo del comportamiento de la epidemia en la capital de Chiapas será reemplazado, porque los diagnósticos y decesos rebasaron las estimaciones
ERICK SUÁREZ
El color del semáforo de riesgo epidémico por el nuevo coronavirus pasó a color “naranja” en Chiapas; sin embargo, Tuxtla Gutiérrez es un “foco rojo”. El municipio que alberga la capital de la entidad está dentro de las 50 demarcaciones del país con más casos confirmados y activos de SARS-CoV-2, así como de defunciones por complicaciones de salud generadas por ese virus, convirtiéndolo en uno de los 10 municipios de la República más amenazados por la actual contingencia sanitaria.
El Centro de Información Geográfica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dio a conocer que hasta ayer domingo 28 de junio de 2020 Tuxtla Gutiérrez concentraba mil 837 contagios de COVID-19. Ocupaba el lugar 32 en la clasificación general, por debajo de la alcaldía Miguel Hidalgo, Ciudad de México (1,878) y por arriba de demarcaciones en las que también residen capitales o tienen una población similar, como Monterrey, Nuevo León y Querétaro, Querétaro, con mil 531 y mil 292, respectivamente. Iztapalapa en la Ciudad de México era el líder con 8 mil 157 diagnósticos positivos.
Asimismo, Tuxtla Gutiérrez registraba 157 casos activos de la nueva cepa de coronavirus, aquellos que involucran gente que contrajeron el SARS-CoV-2 e iniciaron síntomas en los últimos 14 días y que por tanto son un foco de infección. Estaba en el sitio 41 en el escalafón nacional, por atrás de la alcaldía Milpa Alta de la Ciudad de México y delante de Culiacán, Sinaloa con 159 y 156, en ese orden. También superaba a municipios en los que residen capitales o con un número de habitantes semejante, como Morelia, Michoacán y Oaxaca de Juárez, Oaxaca, con 149 y 139, de forma proporcional. Puebla, Puebla era el puntero con mil 356 contagios, según esa base de datos.
El coordinador general del Instituto para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica (Idesmac), Arturo Arreola Muñoz dijo que los efectos del COVID-19 dependen principalmente de cuatro factores: desmovilización de la población, calidad del sistema de salud y condición de pacientes, así como dispositivos de gobernanza y resiliencia, entendiéndose los últimos como los que permiten la autoorganización y responder a los cambios.
En lo que va de la emergencia sanitaria, en Chiapas las personas disminuyeron su movilidad un 42 por ciento, en promedio, a la postre una de las menores reducciones en la materia del país, según análisis de las rutinas de la población usuaria de Facebook, Google y Twitter.
Para Arreola Muñoz, el resultado de ese análisis no es menor porque hasta la primera semana de abril pasado el vector principal de infección fue aéreo, después terrestre y ahora comunitario. De hecho, el 97 por ciento de los 4 mil 164 diagnósticos positivos que ese estado totalizaba hasta el 25 de junio pasado eran del último tipo.
Las consecuencias son palpables. Tuxtla Gutiérrez acumulaba 42 por ciento de los casos confirmados del nuevo coronavirus en la entidad, de acuerdo con el experto. Por si fuera poco, según el observatorio de la UNAM, hasta el 28 de junio de 2020 contabilizaba 197 fallecimientos por ese motivo, para colocarse en el sitio 33 del listado de demarcaciones con más decesos por ese virus.
Incluso, el Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat) y el Instituto de Investigación en Matemáticas (Imate) de la UNAM tendrán que emplear un nuevo modelo para proyectar el comportamiento de la epidemia en la capital de Chiapas, porque el actual “ha perdido capacidad predictiva y no se ajusta bien a la dinámica de la epidemia después del acmé (fecha que reporta la mayor cantidad de casos confirmados)”.
Ese modelo proyectaba que Tuxtla Gutiérrez tendría un máximo de 45 casos confirmados diarios con una fecha pico del brote entre el 26 de mayo y el 2 de junio de pasados. La realidad es que entre el 24 de mayo y el 10 de junio en múltiples ocasiones la capital del estado reportó más de 45 diagnósticos positivos.
Esto coloca a Tuxtla Gutiérrez, con base en un estudio de Raúl Sierra Alcocer de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), como el quinto municipio del país con más de 500 mil habitantes más vulnerable al COVID-19, más susceptible que Matamoros, Tamaulipas; Celaya, Guanajuato; Ensenada, Baja California; Irapuato, Guanajuato; y Jalapa, Veracruz.
“Podemos tener trayectorias sociales resilientes o trayectorias sociales no resilientes. Cuando tomamos las decisiones grupos, autoridades, sociedad, productores de manera conjunta, transitamos hacia la resiliencia. Cuando tomamos decisiones no adecuadas transitamos hacia la no resiliencia, pero siempre tenemos nuevas oportunidades para rectificar y decidir trayectorias resilientes”, puntualizó Arreola Muñoz.
Gráfica: Cimat y el Imate de la UNAM.