Agencia/El Estado
Es una realidad que el proceso inflacionario (casi del 8 % en estos momentos) que se vive en México ha generado un impacto negativo en el poder adquisitivo que tiene la población para hacerse de servicios o productos. En una década los cambios han sido sustanciales, según lo advierten conocedores de temas financieros.
Como ejemplo de lo antes señalado, Ever Odiney, especialista en los temas de economía, remarcó que el billete con la denominación de mil pesos (el más alto que se tiene a nivel nacional) sólo se ocupaba para hacer transacciones muy costosas hace un par de años; hoy se ocupa para hacer las compras básicas dentro del sector social.
Lo que ha pasado con este capital, es que a lo largo de 10 años (en una escala de 2012 a 2022) perdió hasta un 56 % del valor adquisitivo; este porcentaje se traduce en una caída en la capacidad que tienen las personas para comprar sus productos o bienes.
La transformación de la economía mexicana, mencionó el especialista, muestra como el billete de mil pesos ahora es de uso común; antes los de mayor demanda eran de 100, 200 o, en casos excepcionales, los de 500 pesos.
Una alternativa dentro del círculo familiar para no sentir los efectos negativos tan marcados con el poder adquisitivo, es que eviten gastos superfluos y prioricen los artículos de primera necesidad en el hogar.
Para quienes tienen un poco más de posibilidad económica, deben buscar como opción la inversión en sitios que ofrezcan retornos que permitan competir con la inflación, debido a que los métodos de ahorros que se hacen en alcancías o «debajo del colchón» (como se le dice coloquialmente) no sirven de mucho, cada año ese dinero vale menos en función de los ajustes inflacionarios.