El Estado/Agencia
Cuando Donald Trump, ahora expresidente de los Estados Unidos, propuso que México pagaría por la construcción de un muro fronterizo para evitar que cruzaran migrantes de nuestro país y Centroamérica, se generaron en cascadas las críticas por ese discurso que se repitió en más de un evento público, sin embargo, la vaya humana que ha montado la Guardia Nacional y el Insituto Nacional de Migración (INM) en la Frontera Sur ha resultado peor, debido a que los métodos usados para frenar la movilidad irregular de las personas ha tenido una constante: el uso excesivo de la fuerza pública.
Los migrantes, que ahora no sólo se desplazan de Guatemala, Honduras o El Salvador sino también de Haití, salen de sus países de origen por la falta de empleos dignos, por la precariedad en la que viven y por los altos índices de inseguridad, sin embargo, llegar a territorio nacional resulta igual o más peligroso.
En los últimos días suman cuatro caravanas de migrnates (sobre todo haitianos) que han sido desmanteladas desde Tapachula hasta Mapastepec, no obstante, los vídeos que se han compartido en las redes sociales muestran la brutalidad con la que han intervenido los agentes migratorios y los cuerpos policiacos, quienes han agredido incluso a periodistas.
Para las autoridades federales y locales poco importa los recientes pronunciamientos que emitió la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y otros organismos internacionales, cuya preocupación está centrada en las agresiones que han protagonizado elementos de la GN y del INM.
No es casualidad entonces que hayan exhortado a las instancias oficiales a que salvaguarden los derechos de las personas en situación de movilidad. Como «profundamente preocupante» calificaron la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derecho Humanos (ONUDH) la intervención que han tenido elementos migratorios en los municipios en los que se desplazaban las personas.
Además, los organismos remarcaron la necesidad de que se busquen alternativas para una migración que garantice el respeto de los derechos humanos. Vaya paradoja, mientras que en Estados Unidos se hablaba de la construcción de un muro, en gran parte de la frontera sur se colocaron vayas humanas que, sin importar las formas, buscan frenar el paso irregular de las personas.