Rey González/El Estado
Dentro de una casa, en el barrio San Miguel de Chiapa de Corzo, Roger Nangullasmú, parachico desde su infancia, coloca cuidadosamente sobre tres largas mesas 130 máscaras de parachico y desde hace veinte comenzó su gusto por conservar la herencia cultural de su municipio.
Cuenta que su padre contaba con una pequeña colección de máscaras, sin embargo, a su muerte dividió su repertorio entre sus dos hijos. Actualmente la colección crece, albergando al día de hoy 130 máscaras, cada una, de los distintos maestros mascareros, desde don Antonio López Hernández, Paulino Nangullasmú, don Tano Molina, Javier Moreno, Julio César Díaz, Luis Molina.
Una de sus máscaras más preciadas la obtuvo en 1975, heredada por su padre, la máscara se asemeja a la del patrón de los parachicos, la cual es de cejas pobladas, fuertes rasgos, la boca abierta y barba poblada, sin embargo, la tradición dicta que únicamente el patrón porta una máscara de este tipo, por ello, Roger ya no la utiliza más.
Concluida la fiesta el 23 de enero, las máscaras regresan a su acervo personal, esperando ansiosas el siguiente año a volver a danzar y brillar por las calles de Chiapa de Corzo.