Me parece raro que siendo Chiapas una zona endémica de dengue, paludismo, leishmaniasis, chikungunya y toda enfermedad tropical transmitida por mosquitos, surja en plena pandemia un movimiento de resistencia a las fumigaciones, las campañas de fumigación se han aplicado en Chiapas desde los años 40, acorde con la campaña nacional de combate a la malaria y paludismo. Los chiapanecos sabemos que iniciando las lluvias hay que limpiar de cacharros y que escucharemos en la calle el carro que va fumigando con su peculiar olor a guayabas.
El rumor de que en la fumigación que en realidad es una sanitización, propaga el COVID19, forma parte de la desinformación que corre en la red en especial en cadenas de whatsapp, las cuales van desde robar líquido de las rodillas, pagar por decir que tu familiar murió de COVID, que las antenas G5 propagan el bicho, que es una guerra para el nuevo orden mundial, hasta los drones que riegan líquido mortal, el hombre lobo de coita y demás inventos que influyen en una población que vive la cuarentena entre la crisis económica y el miedo al contagio a sabiendas que el sistema salud está rebasado.
Los ayuntamientos deben de informar sobre las características de lo que contiene el líquido que se esparce, para evitar las resistencias y con ello los espectáculos que hemos visto, que lo único que generará es que no solo el virus se propague con mayor facilidad, sino que nuestras enfermedades endémicas sigan cobrando vidas.