El origen del brote, surgido en el mayor mercado de alimentos mayorista de la capital china, sigue siendo un misterio. Ya hay 79 contagiados en una ciudad que llevaba casi dos meses sin detectar un solo positivo
Fuente: El Mundo
De repente, la llamada nueva normalidad desapareció mucho más rápido de lo que había tardado en establecerse y todo fue marcha atrás. Era una sensación extraña, como un déjà vu. La distancia de seguridad volvió a los restaurantes y los límites de aforo a los locales de fiesta. Algunos barrios cerraron y los residentes retomaron un confinamiento que ya parecía olvidado. En otros complejos residenciales, los vigilantes sacaron del cajón los termómetros digitales para tomar de nuevo la temperatura. Los vecinos también tuvieron que buscar aquellas desgastadas tarjetas sanitarias con las que podían entrar a sus casas en los tiempos duros de la pandemia en China y que tenían guardadas como un recuerdo.
Una avalancha de casos de coronavirus golpeó a Pekín este fin de semana. Fue inesperado. La ciudad quedó en shock. Todo empezó en el mayor mercado de alimentos al por mayor de la capital de China. Su nombre es Xinfadi, que significa «Nuevo lugar». Es un mercado gigante que ocupa la extensión de casi 160 campos de fútbol. Representa más del 80% del suministro de productos agrícolas de toda la ciudad y sus carpas las ocupan alrededor de 10.000 empleados.
Al principio, muchos se acordaron de Wuhan y de su mercado de mariscos donde, supuestamente, surgió el coronavirus. Pero el nuevo brote de Xinfadi es diferente. Su origen sigue siendo un misterio. En cuatro días ya se han reportado 79 contagiados en una ciudad que llevaba casi dos meses sin detectar un solo positivo. Además, es la mayor cifra reportada en China en ese margen de tiempo desde febrero. Sólo el domingo se registraron 36 nuevos casos.
Si uno pasea estos días por el distrito de Fengtai, al sur de Pekín, donde se encuentra el mercado, verá largas colas de vecinos aguardando su turno para hacerse la prueba de ácido nucleico. Ya se han realizado casi 76.500 tests. Todas las personas que han pasado por la prueba habían tenido algún tipo de relación con el mercado.
Desde el domingo, a todos los móviles de los ciudadanos de Pekín están llegando mensajes de la Oficina de Prevención y Control de Enfermedades pidiendo que quien haya estado en Xinfadi desde el 30 de mayo o en contacto con algún empleado del mercado, avise a su comunidad y se presente en alguno de los 98 centros habilitados en la ciudad para realizar los tests. La capacidad de prueba máxima diaria es de más de 90.000. Además, en todos los domicilios se han repartido circulares alertando del nuevo brote.
Las autoridades de Pekín han extremado las medidas. Temen que la segunda ola de coronavirus pueda empezar en el centro político del gigante asiático. Algo que sería un duro golpe para una locomotora económica y social que ya estaba en pleno rendimiento. Y más en una gran urbe en la que ya ni siquiera era obligatorio el uso de mascarillas en la calle. La nueva normalidad se ha roto por completo.
Chu Junwei, un funcionario del distrito de Fengtai, ya definió el fin de semana la nueva situación como «emergencia en tiempos de guerra». En ese distrito se bloquearon 11 complejos residenciales. Xinfadi clausuró sus puertas el sábado. El subdirector de la oficina de supervisión del mercado, Chen Yankai, advirtió ayer de que este cierre podría causar interrupciones menores en el suministro de alimentos de Pekín, lo que podría generar fluctuaciones de precios. Chen instó a los residentes de la ciudad a no acumular bienes esenciales. Otros cinco mercados de la ciudad también cerraron.
LOS EXPERTOS BUSCAN EL ORIGEN DEL BROTE
Ahora, a la par que se incrementan las restricciones y los tests masivos, los expertos buscan el origen exacto de este nuevo brote. Estos últimos días han recogido más de 5000 muestras ambientales de los principales mercados de la ciudad. Aunque únicamente en 40 de ellas, todas de Xinfadi, se encontraron restos del coronavirus. Las primeras noticias sorprendían diciendo que el virus se detectó en una tabla de cortar utilizada por un vendedor de salmón importado. Se cree que este nuevo brote puede estar relacionado con paquetes de salmón, un producto que ha sido retirado de otros mercados de la ciudad. Aunque esto no quiere decir que el origen del brote esté en la partida de este pescado.
Además, ha llamado la atención que la cepa encontrada en el mercado no coincide con la que se expandió al principio por el resto de China. Wu Zunyou, jefe de epidemiólogos del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, ha señalado en un articulo que lo más probable es que el virus se hubiera transmitido a través de un pescado importado o que alguna persona con la Covid-19 lo hubiera propagado por Xinfadi. Otro epidemiólogo chino, Yang Peng, ha especificado en una entrevista en la televisión pública que «a través de la secuenciación del genoma, encontramos que la cepa del virus vino de Europa y está inicialmente relacionada con casos importados».
Las investigaciones siguen su curso. Mientras, el Gobierno de la ciudad ha empezado a purgar a varios funcionarios a los que considera responsables de no haber frenado este nuevo brote. El primero en caer ha sido el subdirector del distrito de Fengtai, Zhou Yuqing. El motivo según el comunicado de las autoridades: «Incumplir con su deber en los trabajos de prevención y control de la Covid-19».
Después, han sido destituidos Wang Hua, secretario del Partido Comunista de China en Huaxiang, uno de los barrio de Fengtai y el gerente del mercado de Xinfadi, Zhang Yuelin. Unas medidas que recuerdan a la limpieza de cargos que se hicieron en Wuhan y en su provincia, Hubei, tras la lenta respuesta a la epidemia. En mayo, en el norte, en la provincia de Jilin, después de una treintena de nuevos contagios, seis funcionarios fueron despedidos. Semanas antes ocurrió lo mismo en la ciudad de Harbin, próxima a la frontera con Rusia, donde 18 funcionarios recibieron un demérito político. Lo que en el gigante asiático supone que, al lado de sus nombres en las listas del Partido Comunista, aparecerá una marca negra que les perseguirá de por vida.