Lo único que esta mujer pide es el apoyo para reparar su casa y por esa razón se trasladará a la capital del país para plantarse afuera de Palacio Nacional
Lennyn Flores/El Estado
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (El Estado).-María Elena Ruíz Ramos tiene 74 años, padece hipertensión arterial y aun así viajará de Chiapas rumbo a la Ciudad de México para iniciar una huelga de hambre. La intención es que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, la escuche.
En 2017 la vivienda de esta mujer resultó seriamente afectada por el terremoto de magnitud 8.2 grados que sacudió al estado, incluso cuenta con una constancia de afectación de viviendas emitida por la Secretaría de Protección Civil municipal de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, que señala que, en la vivienda, ubicada en la avenida Montepiller del Fraccionamiento La Salle, “existe una reducción importante de la capacidad sismoresistente”, por lo que debió ser desocupada, además de que las vialidades y casas colindantes debieron haber sido protegidas para prevenir más daños.
Desde que notó que su casa resultó afectada, doña María Elena se ha dedicado a buscar el apoyo de las autoridades federales y estatales, pero no ha logrado ser escuchada, por lo que hoy, a tres años y 5 meses de distancia de aquel episodio que marcó el 7 de septiembre, la desesperación y el temor la están impulsando a buscar la ayuda del primer mandatario.
“Temo por mi vida y la de mi familia, pero no tengo recursos para reparar mi casa, por eso ando como limosnera (…) Yo en tiempo y forma hice mi demanda y llevé mis papeles (Sic.)”
A pesar de realizar los trámites correspondientes, no recibió ningún apoyo, ni de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) –dependencia encargada de los apoyos para damnificados por el sismo del 7 de septiembre-, ni de otras instancias, solamente el dictamen de Protección Civil de la capital, emitido y sellado el 15 de noviembre de 2017, el cual señala que, las áreas afectadas son la sala, comedor, cocina, baño y las bardas perimetrales.
Una carga pesada
La vida se complicó más para María Elena aquella noche, porque para ella no sólo se ha tratado de luchar por una vivienda, sino por el patrimonio que logró obtener gracias al trabajo que realizó en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) por 22 años, empleo que perdió debido a un accidente que le imposibilitó llegar a los 28 años de antigüedad laboral para recibir una jubilación digna. Hoy, con los problemas que enfrenta con el tema de su vivienda y los estragos causados a la economía por el Coronavirus (Covid-19), la pensión que recibe apenas y le alcanza para alimentos básicos.
Cabe mencionar que en esa casa, ella vive con sus dos nietas y dos hijos, de estos últimos, sólo uno tiene empleo, el segundo por tener 50 años y las afectaciones del virus Sars-Cov-2 no ha logrado conseguir un trabajo, por lo que tienen que subsistir con el poco recurso que logran reunir, mismo del que también disponen para ayudar a su tercera hija que padece cáncer y que por las dificultades económicas continúa trabajando.
“No quiero dinero”
Lo único que esta mujer pide es el apoyo para reparar su casa y por esa razón se trasladará a la capital del país para plantarse afuera de Palacio Nacional, donde espera ser escuchada por el titular del ejecutivo federal que, durante su campaña presidencial, prometió que “primero los pobres”.