Lennyn Flores/El Estado
Las lluvias y vientos extremos, en octubre de 2019, provocaron el colapso de un muro en la zona arqueológica de Bonampak, donde el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha realizado trabajos de restauración.
Alejandro Tovalín Ahumada, arqueólogo y profesor-investigador del instituto, detalló que estas acciones se han realizado durante tres semanas y media a través de arqueólogos del Centro INAH Chiapas.
Las condiciones climáticas provocaron el derrumbe de un segmento del muro y otra parte de la misma longitud de cinco metros en cada caso se agrietara y estuviera a punto de colapsarse.
El investigador dijo que este trabajo se realizó con recursos de la aseguradora con la que cuenta el instituto para este tipo de casos extraordinarios, ya que no es parte del programa anualizado de mantenimiento que se efectúa desde hace muchos años. Pero, gracias a las gestiones, lograron el recurso para la intervención.
“El trabajo que realizamos básicamente se enfocó en restituir en su lugar todas las piedras que se habían caído, un lienzo de una altura cercana a los dos metros por 5 metros de longitud y otro sector de menor altura que prosigue sobre una terraza y es donde se encontraba el árbol ya mencionado. En este sector el muro tenía un metro y medio de alto y las partes dañadas se extienden en una porción muy larga, entre siete a ocho metros”, comentó el arqueólogo.
Tovalín Ahumada mencionó que este trabajo se volvió arduo, pero gracias al apoyo del trabajo especializado de los arqueólogos Adolfo Velázquez de León y Julia Leticia Moscoso, junto con los seis trabajadores lacandones que conocen la materia del trabajo, lograron restaurar las piedras caídas de los siete metros de muro que no se cayeron, pero que quedaron agrietadas, las cuales habían que enumerar piedra por piedra, tomar fotografías para desmantelar en orden, volver a consolidarlas con una mezcla adecuada de cal y ponerlas en su lugar.
“El trabajo más pesado son las raíces del árbol que ya había crecido y que estaba pegado al mismo muro, este árbol fue recortado en el 2019 para evitar que generara más daños, así que para este 2021, se tuvo que quitar totalmente lo que quedó del tronco y la gran cantidad de raíces que penetraban por debajo del relleno del muro y se extendía al frente y a los lados, dado que, si no se hacía de esta manera, el árbol vuelve a renacer con los problemas de conservación que conlleva”, indicó.
Cabe destacar que los trabajos de restauración se realizaron en el mes de agosto del presente año y una tercera parte del tiempo fue para retirar la gran cantidad de raíces; los arqueólogos, al ir excavando y retirando las piedras, tenían que observar detenidamente que las raíces no englobaran algún elemento arquitectónico como podría ser una subestructura o hasta una posible ofrenda o tumba en el relleno.
Por último, Alejandro Tovalín añadió que rescataron una significativa cantidad de tepalcates que habrá que analizar posteriormente y que este trabajo de restauración dejó perfectamente consolidado y en su lugar todo el elemento que había sido perjudicado por el árbol.